martes, 2 de diciembre de 2008

EL BAR DE PATATA

MI BAREste es mi bar… o lo era o lo sigue siendo. No sé.
Un día lo encontré por casualidad. No lo estaba buscando pero entré por casualidad y me gustó. La decoración; que se pudiera fumar; cómo tiraban las cañas; que siempre encontrabas un sitio para sentarte y olvidarte del mundo; los pintxos que eran perfectos y te los podías comer, y encima casi gratis; que siempre te pusieran aceitunas con el mosto; que no tenías que hablar a gritos, aunque a veces ponían la musica un poco alta (y un poco moñas) y tenías que alzar la voz un poco, pero nadie te decía nada; pero sobre todo que el ambiente era muy agradable y perfecto después de un día largo. Posiblemente no es el mejor bar del mundo pero a mi me bastaba.
Hasta que un día me sirvieron un pintxo que me tuvo toda una tarde retenida en casa lo más cerca posible de la tapa del vater....Fue algo muy raro pero opté por pensar que había sido un accidente ya que nunca me había pasado durante el tiempo que estuve yendo. Así que al día siguiente me presenté allí para saber qué había pasado y para pedir alguna clase de explicación, pero me encontré con la persiana cerrada y decidí olvidarme del asunto, dejando mis datos por si acaso querían ponerse en contacto conmigo, y me fui a buscar otro bar (que todavía no he encontrado....aunque la verdad es que tampoco busco mucho...). Hace un mes o así decidí volver, olvidándome un poco de mi orgullo, porque tal vez que me sentara mal el pintxo fue culpa mía y de mi débil estómago. Pero me encontré con todo distinto. Me pareció que hasta la decoración había cambiado. Pero creo que la que había cambiado era yo y ya no me sentía a gusto sobre ese suelo lleno de colillas. Ya no era lo mismo.
Y me marché con la duda de si volvería alguna vez. Y si de no volver lo echaría de menos. Maldito orgullo patata!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuánto me alegro de que sigas alimentando el blog. TE sigo leyendo.

Beso patatil.

María